Grabado del siglo XIX
ACTO IV. ESCENA III
JULIETA.-
Ven, cáliz a mis manos.
¿Y si este brebaje no llegara a servir?
¿Me casarán por la mañana?
Esto lo impedirá…¡Quédate aquí!
Saca una daga
¿Y si fuera un veneno que el fraile sutil
ha preparado para darme muerte,
porque esta boda no le deshonre a él,
ya que fue él quien a Romeo me unió?
Si fuera así… mas no lo creo,
pues que es un hombre de virtud probada.
¿Y si despierto, dentro de la cripta,
antes de la hora en que Romeo ha de venir
para salvarme –oh pensamiento terrible-? (…)
Y si vivo, ¿no sucederá que, al despertar,
el mismo pensamiento de la muerte y la noche,
además del horror del lugar mismo…? (…)
¡Ay de mí!, ¿no sucederá
que al despertar tan pronto, con el olor nauseabundo
y gritos como de mandrágora arrancada a la tierra…? (…)
¿No sucederá que llegue a enloquecer
rodeada de un terror espantoso (…)?
¡Ya voy, Romeo, ya voy! ¡Bebo por ti!
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