lunes, 22 de noviembre de 2010

"ROMEO Y JULIETA". Texto para comentar: ACTO III, ESCENA II

[Julieta está esperando la llegada de Romeo. No sabe que éste ha matado a Tybalt]

ACTO III. ESCENA II

JULIETA
¡Corred veloces, caballos de pies de fuego!
(...)
¡Extiende tu negro manto, oh noche protectora
del amor! ¡Y tú, sol, cierra tus ojos ya!
Que Romeo venga, inadvertido, en silencio, a mis brazos.
Los amantes celebran sus amorosos ritos
con la sola luz de su belleza, pues siendo ciego
busca el amor la noche. Ven, noche oscura,
ven, matrona sabiamente enlutada,
y enséñame a perder un fácil juego,
ése que juegan dos virginidades inocentes.
Cubre la sangre indómita que arde en mis mejillas
con manto de tinieblas, hasta que el tímido amor
se decida, y amar no sea sino pura inocencia.
Ven, noche; ven, Romeo; ven tú, día de la noche.
Tú que yaces sobre alas nocturnas, y en ellas
más blanco apareces que la nieve sobre el cuervo.
¡Ven, dulce noche, amor de negro rostro!
Dame a mi Romeo y, cuando muera, tómalo,
y haz de sus pedazos estrellas diminutas
que iluminen el rostro del Cielo, de tal forma
que el mundo entero ame la noche,
y nadie rendirá tributo al sol radiante.
Oh, dueña soy ya del palacio del Amor
y aún no lo poseo. Vendida fui ya
y aún no me gozan, Pesa tanto este día
como la víspera de fiesta al impaciente niño
que tiene ropa nueva, pero no le permiten
llegar a usarla...

"ROMEO Y JULIETA". Texto para comentar: ACTO II, ESCENA III

Acto II, Escena III:
[Romeo va a visitar a fray Lorenzo para que lo case con Julieta; éste se extraña de que haya ya olvidado a Rosalina]

FRAY LORENZO
Oh, san Francisco bendito, el cambio es grande.
¿Y qué hay de Rosalina, ésa que tanto amabas?
¿Ya la olvidaste? El amor de los jóvenes
no habita el corazón sino los ojos.
¡Jesús, María! Cuánto y cuán copioso fue el llanto
por Rosalina, y cómo lavó tus pálidas mejillas.
¡Cuánta agua salada vertida inútilmente
para sazonar un amor que ya no sabe a nada!
El sol aún no ha limpiado el cielo de suspiros.
En mi gastado oído aún resuenan tus antiguos lamentos.
Contemplo en tus mejillas las antiguas señales
de una lágrima que aún no se ha secado.
Si alguna vez fuiste tú mismo, si los suspiros eran tuyos,
tú y tus suspiros erais para Rosalina.
¡Y ahora has cambiado! Repite esta sentencia:
"Jamás sucumbe la mujer si no sucumbe el hombre!".

CUESTIONES.
1. Tema y relación con el resto de la obra.
2. Recursos formales. [No olvidéis que sólo son los fundamentales y que es necesario decir para qué sirven, es decir, su función].
3. Comentario crítico y relación con algunos temas de la actualidad. [Tened en cuenta que hacéis una valoración de las ideas fundamentales; buscad aquellas que podáis relacionar con la actualidad, con vuestra actualidad, con la realidad, con vuestra realidad, con vuestra experiencia].

lunes, 1 de noviembre de 2010

TEATRO. "Romeo y Julieta", de Shakespeare. Texto para comentar

ACTO I

BENVOLIO
Buenos días, primo.


ROMEO
¿Ya es tan de mañana?


BENVOLIO
Las nueve ya han dado.


ROMEO
¡Ah! Las horas tristes se alargan.
¿Era mi padre quien se fue tan deprisa?


BENVOLIO
Sí. ¿Qué tristeza alarga las horas de Romeo?


ROMEO
No tener lo que, al tenerlo, las abrevia.


BENVOLIO
¿Enamorado?


ROMEO
Cansado.


BENVOLIO
¿De amar?


ROMEO
De no ser correspondido por mi amada.


BENVOLIO
¡Ah! ¿Por qué el amor, de presencia gentil,
es tan duro y tiránico en sus obras?


ROMEO
¡Ah! ¿Por qué el amor, con la venda en los ojos,
puede, siendo ciego imponer sus antojos?
¿Dónde comemos? ¡Ah! ¿Qué pelea ha habido?
No me lo digas, que ya lo sé todo.
Tumulto de odio, pero más de amor.
¡Ah, amor combativo! ¡Ah, odio amoroso!
¡Ah, todo, creado de la nada!
¡Ah, grave levedad, seria vanidad, caos deforme
de formas hermosas, pluma de plomo,
humo radiante, fuego glacial, salud enfermiza,
sueño desvelado, que no es lo que es!
Yo siento este amor sin sentir nada en él.
¿No te ríes?


BENVOLIO
No, primo; más bien lloro.


ROMEO
¿Por qué, noble alma?


BENVOLIO
Porque en tu alma hay dolor.


ROMEO
Así es el pecado del amor:
mi propio pesar, que tanto me angustia,
tú ahora lo agrandas, puesto que lo turbas
con el tuyo propio. Ese amor que muestras
añade congoja a la que me supera.
El amor es humo, soplo de suspiros:
se esfuma, y es fuego en ojos que aman;
refrénalo, y crece como un mar de lágrimas.
¿Qué cosa es, si no? Locura juiciosa,
amargor que asfixia, dulzor que conforta.
Adiós, primo mío.


BENVOLIO
Voy contigo, espera;
injusto serás si ahora me dejas.


ROMEO
¡Bah! Yo no estoy aquí, y me hallo perdido.
Romeo no es este: está en otro sitio.


BENVOLIO
Habla en serio y dime quién es la que amas.


ROMEO
¡Ah! ¿Quieres oírme gemir?


BENVOLIO
¿Gemir? No: quiero que digas en serio quién es.


ROMEO
Pídele al enfermo que haga testamento;
para quien tanto lo está, es un mal momento.
En serio, primo, amo a una mujer.


BENVOLIO
Por ahí apuntaba yo cuando supe que amabas.


ROMEO
¡Buen tirador! Y la que amo es hermosa.


BENVOLIO
Si el blanco es hermoso, antes se acierta.


ROMEO
Ahí has fallado: Cupido no la alcanza
con sus flechas; es prudente cual Diana:
su casta coraza la protege tanto
que del niño Amor no la hechiza el arco.
No puede asediarla el discurso amoroso,
ni cede al ataque de ojos que asaltan,
ni recoge el oro que tienta hasta a un santo.
En belleza es rica y su sola pobreza.
está en que, a su muerte, muere su riqueza.


BENVOLIO
¿Así que ha jurado vivir siempre casta?


ROMEO
Sí, y con ese ahorro todo lo malgasta:
matando lo bello por severidad
priva de hermosura a la posteridad.
Al ser tan prudente con esa belleza
no merece el cielo, pues me desespera.
No amar ha jurado, y su juramento
a quien te lo cuenta le hace vivir muerto.


BENVOLIO
Hazme caso y no pienses más en ella.


ROMEO
Enséñame a olvidar.


BENVOLIO
Deja en libertad a tus ojos:
contempla otras bellezas.


ROMEO
Así estimaré la suya en mucho más.
Esas máscaras negras que acarician
el rostro de las bellas nos traen al recuerdo
la belleza que ocultan. Quien ciego ha quedado
no olvida el tesoro que sus ojos perdieron.
Muéstrame una dama que sea muy bella.
¿Qué hace su hermosura sino recordarme
a la que supera su belleza?
Enseñarme a olvidar no puedes. Adiós.

TEATRO. "Romeo y Julieta", de Shakespeare. Texto para comentar

ACTO I

PRÍNCIPE

¡Súbditos rebeldes, enemigos de la paz,
que profanáis el acero con sangre hermana!
¿No me escucháis? - ¡Vosotros, hombres, bestias,
que apagáis el ardor de vuestra cólera
con chorros de púrpura, que os salen de las venas!
¡Bajo pena de tormento, arrojad de las manos sangrientas esas mal templadas armas
y oíd la decisión de vuestro Príncipe!:
Tres refriegas, que, por una palabra de nada,
vos causasteis, Capuleto, y vos, Montesco,
tres veces perturbaron la quietud de nuestras calles
e hicieron que los viejos de Verona
prescindiesen de su grave indumentaria
y con viejas manos empuñasen viejas armas,
corroídas en la paz, por apartaros
del odio que os corroe. Si causáis
otro disturbio, vuestra vida será el precio.
Por esta vez, que todos se dispersen.
Vos, Capuleto, habréis de acompañarme.
Montesco, venid esta tarde a Villa Franca,
mi Palacio de Justicia, a conocer
mis restantes decisiones sobre el caso.
¡Una vez más, bajo pena de muerte, dispersaos!